Si pensamos en comunicación... lo primero que viene a nuestra mente, son las palabras... las charlas con una o varias personas... quizás también, pensamos en el teléfono, o el celular para los tiempos que corren... Y así suelen ir surgiendo diferentes situaciones a las que nos traslada la palabra comunicación; palabra que encierra en su interior un sinfín de significados y de mundos paralelos... De ella, la comunicación verbal, la visual, la no verbal... Y es precisamente esta última la que hoy me interesa destacar.
Por lo general, dejamos para el final, pensar en lo mucho que pueden comunicar nuestros gestos, nuestra mirada... nuestro silencio en lugar de mil palabras... Sin embargo es precisamente, a través de esta comunicación no verbal, cuando más nos comunicamos.
Es justamente por esta razón, que las cosas que nos interesan mucho, los hechos trascendentales, no nos gusta hablarlos por teléfono, ni por ningún otro medio, que no sea cara a cara con nuestro interlocutor en cuestión... necesitamos el contacto, el poder ver los gestos, los movimientos, todos los detalles de las reacciones.
Cierto es que aprendemos a comunicarnos a través de gestos y comportamientos desde que somos bebés; y esta forma de relacionarnos con los otros se vuelve un acto reflejo, inconsciente, que manifiesta en gran medida cuestiones de nuestro carácter. Los gestos y las posturas no son casuales; nos dan un inicio de personalidad, nos muestran la manera de pensar y de sentir de quien los hace.
El concepto de la comunicación no verbal, es fundamental en disciplinas como la psiquiatría, la antropología, sociología y etología... pero también es un mundo fascinante para escultores, pintores y actores... quienes constantemente se interesan en materializar de algún modo diferentes personalidades... Y en el libro de Flora Davis, La comunicación no verbal, se plantean varios aspectos y diferentes aportes desde estudios y análisis de dichas disciplinas.
Cuenta por ejemplo, que los antropólogos señalaron que los movimientos corporales no son fortuitos sino que se aprenden, al igual mismo que la lengua, desde pequeños aprendemos a hablar y movernos de un modo determinado. Estos movimientos son un código social, que no esta escrito, pero que todos conocen y que es propio de cada época y cultura.
En parte, siguiendo con la misma idea de código social, se desacredita la idea de que los indicadores de sexo sean simplemente por razones biológicas, sino que desde bebés un niño aprende a ser niño y una niña a ser niña, interpretando tales códigos que de manera sutil y no verbal los padres, junto con la misma sociedad, comunican.
Siguiendo con esto, se suma a los expertos en cinesis, quienes estudian las formas de comportamientos, y afirman que no hay gestos universales. Si bien todos los hombres sonríen, el significado de la sonrisa varía en las diferentes culturas.
Por otro lado, si nos detenemos a observar los movimientos del cuerpo humanos, podremos describir una cierta cantidad de gestos que se repiten siempre. Esta observación es una de las cosas que más llaman la atención sobre el movimiento del cuerpo humano, justamente, lo repetitivo que es. Sin embargo, el significado del mensaje está contenido siempre en el contexto y jamás en algún movimiento aislado del cuerpo.
Por esta razón, nunca lograremos tener un diccionario fiable del gesto inconsciente, porque el significado debe buscarse siempre solamente dentro del contexto general. Las palabras, los gestos, las miradas... cada reacción se conecta e interactúa con otra. Los seres humanos utilizamos todos nuestros sentidos para comunicarnos. Puede deducirse entonces que el valor de una charla con un interlocutor presente, es sumamente mayor al de una conversación con un interlocutor ausente.
Nuestro cuerpo habla, y sólo es cuestión de prestarle un poco de atención... aunque, la mayoría de las veces, entendemos su lenguaje por la simple experiencia, por el diario de vivir en sociedad y ser parte de los códigos que se viven en ella...
El libro sostiene variados ejemplos de estudios y experimentos realizados con personas, y deja bien en claro el inalcanzable valor de la comunicación no verbal. Materializa entonces, cuánto nos delata la forma de expresarnos, de vestirnos, de reaccionar... y la cantidad de datos que puede llegar a extraer un buen observador, interpretando los códigos de este tipo de comunicación....
Creo también, que haber leído un poco más sobre este tema, que por cierto, me resultó muy interesante, aporta su cuota al tema de mi tesina: “videoclip”, ya que al tratarse de relatos visuales, los mismos incorporan para su narración actores e imágenes, que ineludiblemente para trasmitir su mensaje deseado, deben ir de la mano con los códigos sociales, y saber con exactitud cómo se interpretará una sonrisa, una lágrima o un seño fruncido en cada preciso momento..
